Escale à Portofino de Dior

Dior Escale à Portofino



Portofino es una comuna marina a 36 km de Génova. Su entorno privilegiado es reclamo para turistas británicos y alemanes que lo han destacado como uno de los puertos más agradables del Mediterráneo. De este entorno, sale la inspiración para el perfume del verano 2008 en la casa Dior. Siguiendo la estela de Edmond Roudnitska en su «Eau Sauvage«, el perfumista François Demachy crea un aroma cítrico, vibrante, lleno de «bling-bling» pero ligero y traslúcido. Su objetivo era tratar la frescura como tema central y lo ha logrado con un perfume a imagen del verano. Escale à Portofino recoge el espíritu de las aguas de Colonia tradicionales y las trae al siglo XXI, una estructura olfativa simple, fresca y aromática para acompañar a la mujer que veranea en la costa italiana vestida de Dior y Prada sin bajarse de los Louboutin. Aunque tampoco veo impedimentos para que un hombre la utilice.

Escale à Portofino sale de la botella como una explosión cítrica, una bebida energizante llena de calorías y baja en azúcar, la bergamota de Calabria y el petit-grain de Sicilia forman el cóctel. A la coctelera se añaden hierbas suaves y especias frías para dar la sensación de brisa de verano y una pizca del aire marino que aporta el ambargris. El corazón de la fragancia se estructura sobre un acorde de almendra amarga y azahar que lo hace gravitar entre el mar y al tierra, su sitio es la costa. La almendra muestra una faceta medio verde – medio amarga con influjos lácteos y el azahar se presenta dulce y limpio, con índoles muy sutiles. En este momento, el perfume no es dulce, ni ácido, ni salado pero tiene elementos de todos los espectros del paladar olfativo. En las notas graves se vuelve un amaderado con tal sutileza que apenas se nota la presencia del ciprés y el cedro. El «alcaravea» (una variedad de comino) y el gálbano son especímenes mutantes que huye de mi olfato como el Diablo de la cruz. Una nota furtiva de almizcle blanco se cuela y simula la transpiración natural y abundante de los cuerpos en plena canícula.

Escale à Portofino es una composición refinada, la imagen del verano en la costa de Portofino: yates de lujo donde dar paseos durante el día para tomar el sol (clothes-less) en altar mar. De noche las fiestas llenan de brillos el puerto y no sólo hablo del brillo de las luces sino del de las piedras preciosas y el «petro-dólar». Ese es el espíritu que le adivino al perfume, cuya duración me parece ridícula (demasiado corta) y el sillage discreto. REAPLICAR es la clave para disfrutar a tope del nuevo perfume Dior.

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